dissabte, 18 d’octubre del 2014

Willful child - Steven Erikson

Steven Erikson es el autor de la extensísima saga de fantasía épica Malaz: El libro de los caídos. (decalogía...ahí queda eso). La Factoría de ideas está publicando en castellano la saga a un ritmo de 2-3 libros al año, juntamente con la parte que escribe Ian C Esslemont, con quién comparten universo y, tangencialmente, tramas. En estos momentos deben estar traducidos unos 10 volúmenes de los 16 publicados.
La saga es muy compleja, con muchos personajes y ubicaciones  y de narración poco lineal,  críptica, incluso. El estilo de Erikson me gusta mucho, aunque me molesta que en muchos de los momentos de la saga no dé más explicaciones. Sencillez no es la palabra que me viene a la cabeza cuando pienso en el conjunto de razas, dioses y semidioses y caminos de magia que recrea en este fantástico universo, y Erikson no ejerce demasiado bien de guía, francamente, aunque creo que lo hace de forma deliberada, no se por que oculto motivo, ya que en ciertos momentos de la saga el estilo narrativo cambia y es mucho más fácil de seguir. 
Después de leer los tres primeros tomos muy espaciados en el tiempo, viendo que estaba perdiéndome muchos detalles por mi poca memoria (la edad es lo que tiene) decidí liarme la manta a la cabeza, y durante la primera mitad de 2013 leí de un tirón la saga entera.
Lógicamente acabé con un empacho, de forma que cuando veo una espada o un mago me sube la fiebre. Creo que no he leído nada de fantasía épica desde que terminé la saga, y me parece que va a continuar el tema así hasta que salga Winds of Winter (sea el año que sea).


Pero insisto, el estilo narrativo de Erikson me gusta mucho, así como su capacidad para crear escenas épicas que ponen la carne de gallina. Así que cuando vi que había escrito una novela de ciencia ficción del estilo space opera no pude resistirme.
Ya en la sinopsis avisan que es una parodia de la saga Star Trek, de la que se ve que Erikson es gran fan. Leyéndola lo primero que pensé fue que la comparación con Redshirts de John Scalzi iba a ser inevitable. Lo que no podía esperar de ninguna de las maneras es que Scalzi saliera victorioso en todos los aspectos.

Y es que la novela es muy irregular, casi un despropósito. La sensación que me ha dejado es parecida a cuando veo una película del estilo Hot Shots, o Aterriza cómo puedas. Hay momentos que te ríes, claro: de cien chistes por capítulo alguno habrá de divertido, pero los otros te los tienes que tragar igualmente. Es una mezcla extraña entre El último trayecto de Horacio 2 y Plutón BrBNero.

El capitán de la nave es un inútil ególatra, y en el puente está acompañado de un variopinto conjunto de maniáticos y tías buenas que (inexplicablemente) no se dejan seducir sus encantos. El ordenador de la nave se ve infectado por una IA evolucionada que toma el control de la nave y decide viajar a buscar a sus creadores. Por el camino vivirán muchas (demasiadas) aventuras, cada una más surrealista que la anterior, hasta llegar a un desenlace que va en consonancia con toda la historia.

Puede que me falte bagaje como consumidor del universo Star Trek (no soy muy fan) y no haya pillado muchas de las referencias y guiños que, seguramente, debe incluir la trama. Aún así, creo que es un experimento fallido y me sorprende mucho que una obra de este estilo se publique. 
Un punto a favor: las razas alienígenas que inventa Erikson son muy originales y francamente divertidas.

En resumen: una novela con personajes exageradísimos que intenta ser una parodia sobre el universo de Star Trek, pero que acaba siendo una lista infinita de chistes, lo que curiosamente provoca que acabe teniendo poca gracia. 

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